2 de febrero de 2007

Vergüenza

Esta mañana he oído una noticia y me han dado ganas de salir a la calle con un bate de béisbol o con un hacha y liarme a destrozar todo lo que me encontrara en mi camino. ¿Por qué? Porque de seguro sería un buen método para liberarme de todo el estrés y porque me estoy volviendo loca, como todo lo que hay a mi alrededor. Pero no, me he controlado, he respirado un poco y he sentido vergüenza de esta mierda de sociedad que estamos construyendo día a día.

La noticia en cuestión es que una mujer de Cádiz se ha encadenado a la Audiencia Provincial, de la ciudad del mismo nombre, por serle denegada una orden de protección contra su ex marido al cumplir éste una orden de alejamiento por malos tratos. Funcionarios, policías y demás se pasan la pelota unos a otros sin ofrecerle ninguna ayuda ni ninguna solución. ¿Para qué vamos a molestarnos? – se preguntarán, si al parecer, el mismo presidente de la Audiencia Nacional le pasa la pelota a otro juzgado. Claro, es lo mejor en estos casos. ¡Pero qué vergüenza!

¿Qué hace en estos casos la Ley Contra la Violencia de Género? ¿Y los jueces? ¿Y la policía? Miramos para otro lado, incluyámonos todos, y al final del año nos llevaremos las manos a la cabeza al escuchar el número de mujeres muertas.
¿Y por qué no actuamos de otra forma? La del "ojo por ojo", por ejemplo. Esa sería una buena forma de no tener miedo que te mate tu ex pareja. ¿Por qué? Porque ya la has matado tú primero. Creo que un dirigente político le llamó a esta forma de actuar "guerra preventiva". Total, esta ley de la selva la llevan imponiendo los "ex" durante mucho tiempo y no les pasa nada. ¿Qué les podría pasar a las mujeres a las que se asfixia, maltrata, veja, humilla, viola, asesina... si respondieran de la misma forma: matando? Quizás sus ex parejas ya no les volverían a poner una mano encima, ni les harían mirar atrás cuando caminan por su barrio para comprar el pan. Quizás ya no, porque sería el único modo de que sus ex parejas no aparecieran nunca más. Sólo serían un para de años en la cárcel y después a seguir con la vida normal, ¿acaso no es eso lo que pasa a los maltratadores que entran en la cárcel?

Todo esto es una verdadera atrocidad, además de un disparate. Igual que tener que encadenarse para pedir ayuda a una sociedad que mira para otro lado en el momento de solucionar el problema, y que es la misma que se coloca el lacito blanco en la solapa y figura cogiendo la pancarta en una manifestación.
Ahora esta mujer es noticia por reclamar su libertad, quizás, y ojalá que no, lo sea por ser un número en una lista al final del año.