24 de noviembre de 2007

Se acaba el año. Me parece que los días se hacen eternos, sobre todo cuando quiero que llegue el domingo para descansar, pero al año le queda poco más de un mes. Uff, y fue ayer cuando estaba en casa con mi pijama y veía a Ramón García con su capa, sus doce uvas y su reloj de fondo. No voy a hacer balance de este año, eso lo dejo para más adelante, ya digo, le quedan aun unos días y puede que me toque el Euromillón y escriba el próximo post desde una isla paradisíaca. Pero en la tele ya anuncian la lotería y eso es signo indiscutible de que tenemos la Navidad encima de nuestras cabezas, con sus niños gordos como pavos comiendo turrones y mantecados en los anuncios de las ofertas de los hipermercados o escuálidas modelos anunciando en idiomas imposibles perfumes, qué contraste!!!!. Eso junto con que empieza hacer frío no me mola mucho. Sigo siendo friolera, y cada vez que quiero ir a algún lado de la casa me planteo la posibilidad de encender otra estufa, pero no me quedan ya enchufes libres ni dinero en el banco para pagar la factura de la luz. Sólo puedo recurrir al método de siempre, al barato: ponerme cuantos más abrigos y jerseis mejor, menos frío y también menos movilidad, pero es o morirme de frío o ir como un clik de Playmobil (¿por qué se le llamará clik???). Me parece que no tengo opción.
Mañana trabajo por la tarde, no me hace ninguna gracia, pero me ha dicho mi jefe que lo pagan, y qué, he pensado yo, trabajar un domingo no tiene precio, y más cuando no hay nada que hacer donde estoy ahora. Bueno, trabajo yo y otras 800 personas más, eso me consuela. Y es que estoy de abrir otro centro es un rollo, inauguraciones, cenas, comidas, jefes, presidentes..... y demás gente que va a ver qué bonito está todo y que bien vaís a trabajar para la empresa, bla, bla, bla.... Espero poder escaquearme como no quiere la cosa. Ya os contaré si he podido evitar los canapés y demás parafernalia.

7 de noviembre de 2007

Entre hilos