22 de febrero de 2007

Al mal tiempo...esperar a que mejore

Hoy llueve y, además, a mares. Salir a la calle es poco más que un suplicio si lo que menos te apetece es mojarte. Creo que vivo en un pueblo que no tiene ni una calle bien asfaltada, todas está llenas de charcos y baldosas sueltas. Y claro, llegas a casa hecha una sopa. Sé que estamos en invierno, pero después de haber tenido unos diítas con sol, qué cuesta arriba se hace este tiempo. Sólo me queda el consuelo de que el agua es necesaria, y más por esta tierra, que si no...

La primavera está a la vuelta de la esquina y la acompañan las tardes con solecito, en las que apetece ir a tomarte “descafeinados” con las amigas. Se lo dije a alguien: “a mí el invierno me crea apatía social”. No me apetece salir, ni relacionarme con nadie. Sólo quiero llegar a casa y enfundarme en el pijama y las zapatillas de pelo para quedarme pegada a la mesa con el brasero, esperando a que nuestro querido Lorenzo le de la gana de asomarse un poco.

Mientras tanto, a la calle lo justo y a regañadientes, con ganas de guardar el abrigo y el gorro de lana.

21 de febrero de 2007

Puede ser un buen año!!!!!

Llevo tiempo buscando mi sitio en el mundo, en la vida, con la gente, en la cola de la charcutería... y me he dado cuenta en todos estos años que no es algo que se elija de la noche a la mañana, no por lo menos en mi caso, más bien, es algo que va creciendo poco a poco, que madura y que cuando está preparado empieza a asomar la cabeza. Igualito que un embarazo, con la diferencia que yo no voy a tener un hijo, de momento. Pues ahora, puedo decir, que estoy de parto. En lugar de en el vientre, mi “hijo” está en la cabeza y en las manos y sobre todo en el corazón. Porque yo hago las cosas desde el estómago y desde el corazón, sino no me salen. Tengo ganas, fuerza y mucha, muchísima ilusión, y puede que no salga a la primera, o sí. De todas formas, no voy a tirar la toalla, no voy a rendirme porque sé que este es mi año, me lo dice el corazón. Y porque soy muy cabezona!!!!

2 de febrero de 2007

Vergüenza

Esta mañana he oído una noticia y me han dado ganas de salir a la calle con un bate de béisbol o con un hacha y liarme a destrozar todo lo que me encontrara en mi camino. ¿Por qué? Porque de seguro sería un buen método para liberarme de todo el estrés y porque me estoy volviendo loca, como todo lo que hay a mi alrededor. Pero no, me he controlado, he respirado un poco y he sentido vergüenza de esta mierda de sociedad que estamos construyendo día a día.

La noticia en cuestión es que una mujer de Cádiz se ha encadenado a la Audiencia Provincial, de la ciudad del mismo nombre, por serle denegada una orden de protección contra su ex marido al cumplir éste una orden de alejamiento por malos tratos. Funcionarios, policías y demás se pasan la pelota unos a otros sin ofrecerle ninguna ayuda ni ninguna solución. ¿Para qué vamos a molestarnos? – se preguntarán, si al parecer, el mismo presidente de la Audiencia Nacional le pasa la pelota a otro juzgado. Claro, es lo mejor en estos casos. ¡Pero qué vergüenza!

¿Qué hace en estos casos la Ley Contra la Violencia de Género? ¿Y los jueces? ¿Y la policía? Miramos para otro lado, incluyámonos todos, y al final del año nos llevaremos las manos a la cabeza al escuchar el número de mujeres muertas.
¿Y por qué no actuamos de otra forma? La del "ojo por ojo", por ejemplo. Esa sería una buena forma de no tener miedo que te mate tu ex pareja. ¿Por qué? Porque ya la has matado tú primero. Creo que un dirigente político le llamó a esta forma de actuar "guerra preventiva". Total, esta ley de la selva la llevan imponiendo los "ex" durante mucho tiempo y no les pasa nada. ¿Qué les podría pasar a las mujeres a las que se asfixia, maltrata, veja, humilla, viola, asesina... si respondieran de la misma forma: matando? Quizás sus ex parejas ya no les volverían a poner una mano encima, ni les harían mirar atrás cuando caminan por su barrio para comprar el pan. Quizás ya no, porque sería el único modo de que sus ex parejas no aparecieran nunca más. Sólo serían un para de años en la cárcel y después a seguir con la vida normal, ¿acaso no es eso lo que pasa a los maltratadores que entran en la cárcel?

Todo esto es una verdadera atrocidad, además de un disparate. Igual que tener que encadenarse para pedir ayuda a una sociedad que mira para otro lado en el momento de solucionar el problema, y que es la misma que se coloca el lacito blanco en la solapa y figura cogiendo la pancarta en una manifestación.
Ahora esta mujer es noticia por reclamar su libertad, quizás, y ojalá que no, lo sea por ser un número en una lista al final del año.