12 de noviembre de 2006

Un asunto de un par de señales

Ayer mientras estaba comiendo escuché una “noticia” en la tele que me provocó risa y vergüenza ajena. La “noticia” en cuestión era la colocación de señales no sexistas en Fuenlabrada. Los típicos monigotes de las señales de los pasos de peatones son ahora sustituidos por “monigotas” con falda y coletas.
La alcaldesa de la ciudad, creo recordar Rosalina Guijarro, dice ante la cámara de televisión orgullosa que ahora también se representan a las mujeres, tras años de estar discriminadas en este ámbito de la vida cotidiana. La mujer ya se ha ganado un lugar en el cielo de los alcaldes con este hecho, seguro.
En este punto ya no puedo más y decido levantarme para apagar la tele, cuando el sagaz reportero pregunta a mujeres viandantes qué les parece que ahora también ellas estén representadas en las señales de tráfico, uyyy que orgullosas se les ve. A todas les parece lo mejor que podía haber pasado en estos tiempos que corren, claro que sí.
Y es que, lo mejor que nos puede pasar a una mujer para no sentirnos discriminadas en la vida es que nos pongan niñas con falda y dos lazos en una señal de tráfico, a eso le llamo yo paridad, si señor.

¿A quién se le ha ocurrido semejante memez? ¿Creen que vamos a sentirnos más iguales porque dibujen unas faldas? ¿Acaso no es más sexista eso?
Para empezar, las señales de tráfico no nos representan como individualidad, sino como generalidad: hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos... Son iconos que reconocer sin adornos estúpidos.
Para continuar, también deberían ir pensando en hacer señales que no discriminen por condición sexual, por religión o por cualquier otro aspecto que nos diferencie a los unos de los otros. Sería lo más justo en ese caso.
Y para terminar, ahora me siento más discriminada que antes con esa reverenda gilipollez. Ser mujer no implica tener que llevar una falda, porqué no la habrán puesto con un pantalón o con el pelo corto, ¿acaso son menos mujeres? Lo que les ha faltado es pintarla de rosa y ponerle unos pendientes.
Este hecho reafirma mi idea / teoría de que los alcaldes sólo piensan en tonterías y paparruchas fritas para tener algo de protagonismo, en vez de hacer cosas realmente importantes por el pueblo. No sé si la señora alcaldesa estará en su casa regocijándose de la gran obra social que ha hecho por todas las mujeres colocando señales no sexistas, al igual que otras muchas que, a lo largo de los años, lucharon porque se les reconociera en igualdad de derechos que a los hombres. Sólo espero que no. La lucha por la igualdad, no sólo de hombres y mujeres, de todas las personas, es algo más profundo, más serio y más necesario que pintar una muñeca.
Su “proeza” me parece ridícula y circense.