17 de octubre de 2006

Razones

Llevo días dándole vueltas a una idea, no sé si es porque no tengo nada más en que pensar o porque realmente me apetece. El caso es que esta idea no es muy distinta a la que otros han podido tener: crear un blog. Es curioso, pero jamás creí decir ( o escribir) ésto, por varias razones. Una de ellas es que paso bastantes horas pegada al cristalito del ordenador como para tener ahora un motivo más. La segunda es por la vergüenza de quienes me lean puedan descubir cosas de mí que yo quiera mantener ocultas (o no). La tercera... Creo que no existe una tercera razón.
Escribir lo que pensamos no es algo muy raro, casi todos hemos tenido alguna vez un diario. Yo tuve tres, y digo tuve, porque uno fue a la basura (ya lo contaré otro día), pero no va a ser éste el caso. No voy a contar intimidades propias o ajenas. Lo siento para los amantes del morbo y el espectáculo.
Como no sé prácticamente nada de ningún tema, me limitaré a seguir haciendo lo que mejor sé: opinar de todo, lo opinable, claro. Y usted, querido amigo y lector, se preguntará por qué opino sin base ni criterio. Muy sencillo. No pienso sentar cátedra, ni hacer tesis y mucho menos revolucionar el campo de la investigación. Que si se diera el caso, no estaría mal, pero reconozco mis limitaciones. Sólo quiero pasar un buen rato escribiendo.