24 de marzo de 2007

"WANTED": bollo de leche, no muy tostado, 30cm,aprox.

Hoy me ha pasado algo verdaderamente extraño. Es una anécdota más que otra cosa, pero aún sigo dándole vueltas al tema.
La situación es la siguiente: esta noche, al igual que todas las noches, disponía a hacerme la cena cuando al abrir el armario donde guardo el pan me he encontrado con el hueco, del pan, me refiero. El bollito había desparecido. He mantenido la calma, dicen que es lo mejor en estos casos, y le he preguntado a mi madre si ella se lo había comido ( es la única persona que come pan es esta casa, porque el gato ni es persona ni come pan, lo digo como aclaración), a lo que me respondió que no. Pensé que no lo había comprado, muchas veces me pasa eso ( y a todo el mundo) de creer que has hecho algo y luego no, como por ejemplo, recorrer toda la Sabana Africana montada en una avestruz (todo el mundo sabe que no es posible eso. Las avestruces no saben cómo ir a la Sabana Africana). Pero en este caso sí recordaba haberlo comprado por la mañana y, digo más, recuerdo haberlo guardado en el mueble. Así que ha comenzado una espiral de desasosiego y angustia en todo mi cuerpo y mi estómago, que reclamaba ya su ración. He abierto cajones, puertas y ventanas buscando mi bollito de leche que había comprado con tanto amor.
Pero la búsqueda ha sido frustrada y sin éxito. Mis neuronas han patinado más de lo normal porque el bollito lo guardé en ese armario, no estoy loca ni nada por el estilo.
Así que no me ha quedado más remedio que pensar en algo impensable y doloroso para mi (y para mi estómago): el bollito había sido raptado. Sí, es la única teoría posible, a menos, que Iker Jiménez confirme la existencia de agujeros negros en los armarios de mi cocina, caso poco probable, puesto que Iker Jiménez no conoce mi cocina.

He tenido que cambiar el menú con bastante pena y desconcierto y he pensado llenar el pasillo con papeles, ofreciendo una compensación de un sobrecito de te a quien me lo devuelva sano y sin mordeduras ni enmiendas, pero creo que eso ya será tarde. Seguro que mi bollito estará en otra dimensión, desconocida para los humanos, y será feliz.
Eso es lo único que me reconforta.