25 de noviembre de 2006

Una cigüeña en el pasillo (II)

... me acerqué, estaba sucio. Tenía miedo que pudiera hacerme daño. Pero algo no iba bien, no podía tocarlo, mis manos no podían rozarlo a pesar de estar a menos de un metro...


Por fin en el avión, esperando poder despegar y olvidarme de todo por completo. Una semana de vacaciones en esta época del año es lo mejor que podría haberme pasado. Volvería con las pilas cargadas a mil y poder pasar los meses de otra manera. Ahora dormiría un poco, tenía un largo viaje por delante.


Me estoy moviendo, no. Alguien me está moviendo a mí, yo estoy quieto. Ya paran. Dejadme dormir un poco, aún no ha sonado el despertador y todavía no hay nadie en la oficina.
Vuelven a moverme, esta vez con más fuerza. No, dejadme. No puedo veros, no me tapéis los ojos. Dejad que os vea, ¿qué me hacéis? Dios, que dolor. Pero, qué me está pasando. Todo es negro, no veo nada, no puedo verme siquiera las manos. ¿Qué pasa? Grito, alguien me oirá. Me duele la cabeza, creo que me va a estallar de un momento a otro. No puedo soportar esta presión, pero ¿qué me están haciendo?.
Frío, tengo mucho frío.


- Señor, señor... despierte. Ya estamos llegando, abróchese el cinturón

Gracias al cielo. Ha sido todo un mal sueño, maldito sándwich ...