No hay nada más irritante para mí que ir a comprarme ropa (por necesidad) y volver con las manos vacías. Es lo típico, cuando no buscas encuentras, ahora si buscas.... Date ese día un paseo porque seguro será más provechoso. Llegar a una tienda de ropa puede ser un placer o una tortura. A mí casi siempre me ocurre lo segundo, voy sin ganas y con prisas: combinación letal. Bueno, no siempre, hay días que parece que todo gira en torno a tí, el aire huele a algodón de azúcar y la ropa perfecta está esperando en el perchero bien colocada y en su sitio, combinada de maravilla para que llegues y te la lleves sin pensarlo. Pero eso son muy pocas veces en la vida. Los diseñadores están muchas horas, muchos días y muchos meses devanándose los sesos para saber qué se va a llevar y qué nos va a gustar. Es una tarea dura y compleja, de eso sé un poco, y el resultado no siempre es de lo más satisfactorio. Ayer me fijé mucho en la ropa, la toqué, la miré varias veces y me la prové. Por gusto y por necesidad y saqué una pequeña reflesión: los diseñadores nos ven como "seres" a los que nos gusta la ropa gastada, usada y lo más vieja posible. El casual, el estar unas tres horas delante del espejo perfeccionando el modelito, pero que parezca que ha sido lo primero que has pillado del baul de tu madre o del cesto de la ropa sin planchar y has salido así a la calle. Vale, puede que tengan razón, nos gusta ir un poco "desaliñaos" pero por lo menos que el desgaste lo hagamos nosotros. Ver y comprobar como toda la ropa parece que está vieja a mí no me anima mucho a comprar. Y los vaqueros!!!! no conseguía encontrar ningún pantalón que no pareciese usado y viejo. Fue un poco complicado encontrar algo que me gustase, pero al final lo conseguí. Ahora aguarda en la percha a la prueba definitiva: la del espejo de casa. Cómo confunden los espejos, los probadores y la música de las tiendas. Luego llegas a casa y ves que no te quedaban tan bien. Los metes en la bolsa y a la tienda a buscar otros, si los encuentras...